Alzar la cabeza
y estrellar contra tu sugerente cuello,
con tu mirada blanda
clausurándose.
En la cama siempre hay duelo
pero hoy nos extraviamos.
Y volverás a mi aposento onírico
con la facilidad que el amor te arroja fuera de casa;
volverás
a quitarme la indolencia
a quitarme la semana de encima
a quitarme las sábanas y la ropa
y hacerme desfilar desnuda por las interminables callejas de tus ojos
a punto de clausurar mi marcha.