martes, 15 de junio de 2021
El desempeño al borde de los límites me cuaja
esa sensación flemática de la debilidad;
no respetar los ritmos por creer en la posibilidad de acelerar los procesos
atascarse atracarse
y olvidar que hasta los objetos inertes se cansan, ¿no se te ha roto algo alguna vez?
De repente se descubren nudos musculares que una no sabía;
el dolor a veces calma, me obliga a saberme frágil,
aun cuando pienso en el castigo que llega por botarse a paro productivoreproductivo
autodisciplinamiento por prolongar unas cuantas horas la espiración y encogimiento.
Estar frágil es desertar del estado de disociación
altamente incompatible con la vida productiva, con la defensa activa,
con la violencia, con la anteposición al conflicto,
y aun así el problema jamás fue disponer el cuerpo frágil
ni la carne, ni la renuncia.
A veces me siento débil de manera voluntaria,
me duele o lloro, o reposo de la contención diaria,
de la tensión de los músculos, de la frustración de no poderse los brazos
despejo el cuerpo de toda resistencia
una desconocida sensación de fragilidad sin rotura
¿se sentirá así ser una cajita de música?
quieta, artilugio.
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