Con qué velocidad
retrocede el cielo
alejándose de la ventana.
Ladra un perro afuera,
Santiago se sumergió en gris,
somos espectadores;
aunque busques tu reflejo en el vidrio
jamás hallarás similitud.
Tu aliento empaña mis lentes.
Mancho tus dedos de rojo
con la sangre que gorgotea
tibia de mi nariz.
El café se enfría,
no tenemos apetito,
hace calor,
tú no quieres dormir
pero te seduce mi cuello a la deriva.
Con qué velocidad
retroceden mis pensamientos
al alejarme de ti.
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