Peligros: a mí todo se me mete en el calzón. Y te lo voy a hacer saber. Que así pienso, que si me pasa por el coño no lo dudo. Que dame material para extrañarme, u obsesionarme, o incomodarme con la vida.
¿Será que solo así pienso en vitalidades? ¿Por qué todo tiene que gozarse o dolerse para llegar a ser realmente importante? ¿De quién es el deseo?
Que tiro el poto a las moras (como alguna vez me gritó por la noche, mientras me vestía luego de mal-follar), pero después escondo la mano, o el poto, o incluso las ganas. Se agotan. Así que cógeme rápido, que después yo me arranco y jamás te diré cómo encontrarme ni dónde queda mi madriguera.
Conozco mi lugar en la cadena trófica, a diferencia de ti, que lo has olvidado brevemente mientras me engulles el coño.
Y pues bueno, el desamor me devolvió al lugar donde se juegan los verdaderos significados: donde se goza y donde se sufre.
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