lunes, 14 de septiembre de 2015

Posesiones

Casa, ojeras;
la luz que se filtra
por entre mis dedos
y el estómago hueco,
el cubrecamas manchado,
tus pelos pegados a la sábana,
ecos de silencio.

Oh, tengo tanto amor dentro
como para regar las arboledas
más allá de esta ciudad
maculada de espanto
y de tus ojos lastimosos.


Por favor, no me mires así
como si aún me tuvieras compasión:
ya no la quiero.

Sólo quiero descansar de esta sensación
empalagosa, babosa, barata.


Pero cómo, cómo quitar tu olor de mi almohada
cómo desenredarme, desenredarme al fin
cómo correr sin tropezar  con tu mirada inquebrantable
que prolongas hasta partirme los ojos de horror.

Cómo no verme poseída
ante algo más grande que yo
muchísimo más que tú

e incluso que los dos juntos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario