Ya no puedo recordar dónde empezó tu trazo y dónde terminó el mío.
He comenzado a reconocer mis contornos desde que no estás,
porque después de deshabitarme he quedado conmigo misma,
he tenido que aprender a ser un espacio reducido,
a tener frío
a tolerar hasta el más árido silencio.
Pero la primavera revive,
vuelve a reanudarse la enredadera,
me crecen flores de las manos
la casa huele a naranjo.
No necesito que me invadan;
necesito que me acompañen.
No necesito tu naturaleza de conquista y pisoteo,
me necesito a mí misma.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario