Me siguen entrando mensajes al celular, quizás debería apagarlo. Pero reviso igual y contesto (porque no sé no cumplir con lo que esperan de mí) la diversidad de mensajes subidos de tono que me llegan desde que reabrí Tinder hace un par de días. Contesto, pero no estoy caliente; digo que lo estoy, pero la verdad es que estoy tan dispersa el último mes que ni siquiera quiero tirar. Y casi siempre quiero tirar, olvidarme de todo una hora (o siete minutos, a veces), abandonarme.
Por qué cresta siempre tengo tanto material pa' hacerme pajas mentales. Es similar a esas veces en las que una parte arrebatadísima y después de una hora masturbándose, el orgasmo está tan lejos que ya se tiene lista la planificación de la semana. Hago planes para hacer planes, siempre así.
Son las 23:49, es casi martes y siguen llegando los mensajes. Debería dormir, pero sólo puedo concentrarme en el sonido seco de tus tacos por el pasillo. Quería que supieras que te pienso.